El fugitivo más buscado de latinoamerica estuvo en la Jefatura de Casilda y no lo detuvieron
Una fiscal investiga un procedimiento de noviembre pasado, a partir de la captura de un sicario peruano que estuvo en Casilda, que fue demorado como sospechoso pero que pudo continuar viaje en circunstancias dudosas. Por eso pasaron a disponibilidad a dos oficiales
La noticia se coló en varios medios de comunicación de Latinoámerica con estridencia: "Cayó el sicario más buscado del continente", tituló más de uno. La División de Fugitivos de la Policía Federal Argentina capturó en el barrio porteño de Recoleta al peruano Bhel Bhoy Arbin Santillan Ríos, después de haber acumulado numerosos delitos en esta región y de haberse sometido a la cirugía plástica para engañar a las fuerzas de seguridad que lo buscaban. Este hombre estuvo en Casilda hace unos pocos meses, pasó por la Jefatura de la Unidad Regional IV, y siguió su camino sin que la policía advirtiera quién era. Por eso hubo dos oficiales que fueron apartados de la fuerza.
Según informaron fuentes judiciales, Santillán Ríos fue demorado el 21 de noviembre pasado en la ciudad. Un llamado anónimo denunció a la policía sobre la circulación de un Volkswagen Bora en el que transitaban por la ciudad unas personas que le despertaron sus sospechas. Efectivos del Grupo de Acción Preventiva quisieron identificar a esas personas y comprobaron que ninguna tenía documentos. Por eso las derivaron a Jefatura y tras pasar un momento en la sede policial local, siguieron su camino sin ningún tipo de impedimento a pesar de que ninguno de esos hombres acreditó su identidad.
La fiscal Karina Bartocci, a cargo de la oficina fiscal de Violencia y Corrupción Institucional del Ministerio Público de la Acusación, fue la que empezó a tomar cartas en el asunto luego de tamaña irregularidad. Dos agentes fueron pasados a disponibilidad y aún continúa investigándose si acaso había alguna clase de connivencia de los policías con el fugitivo Santillán Ríos y fundamentalmente porqué estaba en la ciudad.
El peruano se hacía llamar "Servando" y sobre él pesaba una circular roja de Interpol. La Policía Nacional de Perú ofrecía una recompensa de 100.000 soles -unos 30.845 dólares- a cambio de información sobre su paradero. Casualmente, en noviembre pasado, tuvo su última fuga cuando se escapó del Hospital Nacional "Daniel Alcides Carrión" de Perú tras ser atendido en el área de cirugías.