El histórico clásico de Arequito tuvo una definición para el infarto
9 de Julio quedó con la final del Torneo Apertura y sumó su décima estrella en la Liga Casildense. El partido de vuelta fue malo, culminó en empate y se definió por penales
A otra cosa mariposa. El campeonato 2017 de la Liga Casildense ya tiene dueño. 9 de Julio ganó una final tan histórica como dramática. Estuvo dos goles abajo en la tanda de penales y se repuso de manera heroica. Leguizamón fue figura y dejó masticando bronca al plantel de Belgrano.
El choque en el Tanque estuvo lejos de ser atractivo. Los dos se prestaron la bocha y empujaron como pudieron. En ese sentido, los de Raggio fueron más ordenados y pusieron algunas veces en peligro la valla de Morata. De igual modo, los espacios no abundaban y los habilidosos lucieron bastante contenidos.
A medida que transcurrió la tarde, el ambiente se poniendo tenso. Algunas decisiones de Federico Cuello fueron alterando a los protagonistas y su público. En la primer mitad, el árbitro no se animó a echar a Lautaro Milán y, sobre el final, también le perdonó la vida a Matías Ciavatti. En el medio, los que sí se fueron a las duchas antes de tiempo fueron Horacio Lombardo y Ciro Dámine.
Lo concreto es que el juego se extinguió sin anotaciones y cada uno tuvo que armar su lista de ejecutores para los penales. Navicelli y Vergara no hicieron foco en dos primeros tiros del Pulgón y parecía que la mesa estaba servida para el Azul, que se adelantó por medio de Isnaldo y Martins. La sequía en el Pulgón la cortó Jesús Núñez. Pero Franco Nardone convirtió el 3 - 1 y dejó al local contra las cuerdas.
Fede Guistozzi no falló en el anfitrión y la primer oportunidad para liquidarlo estuvo en los pies de Morata. Allí se lució Leguizamón desviando el fuerte disparo del arquero de Belgrano que dio en el poste. Sbrascini aseguró el suyo y después llegó otra tapada de uno de 9 de Julio para que la serie de cinco finalizara en igualdad.
El mismo Leguizamón puso el 4 - 3, Nery Abregó lo empardó, mientras que Tarnavassa volvió a desnivelar. El nerviosismo era cada vez más evidente y eso se reflejó en el disparo de Oracio. El joven volante central la tiró a la nubes y explotó el festejo del Pulgón.
Los de Carozo Raggio tuvieron una tarea prolija a lo largo de todo el campeonato y alzaron el trofeo que los corona como los mejores. Luego del tri de Atlético Pujato, la institución arequitense vino a romper con esa hegemonía y se anotó su décima estrella. Probablemente sea la más especial de todas. Por el marco, por el rival, por la historia, por todo.