Empezó cambiando figuritas, hoy es un lugar de contención social y cumple 6 años
Como en cada arranque del mes de agosto, la esquina de Magaldi y Mitre vive una jornada especial. Allá por el año 2014, un vecino de Yapeyú transformó ese sitio en mágico para siempre. Luego de que Argentina perdiera la final del Mundial contra Alemania, Rubén 'Chubi' Otarola se sintió muy triste -como todo fanático del fútbol-, pero de inmediato encontró sonrisas que lo alentaron en los niños con los que intercambiaba figuritas adhesivas con él.
Así de singular e increíble fue el inicio de 'El Potrero'. Donde cientos de chicos de todas las edades se juntan a patear cada vez que pueden. Seis años transcurrieron y la esencia se mantiene. Lamentablemente la bocha dejó de rodar por cuestiones de público conocimiento, pero la pasión por darle a los jóvenes esperanza continúa intacta.
"Mañana -por hoy- se cumplen 6 años de lo mejor que vi. 6 años de salvar los pibes. Mí deseo siempre es que en algún momento dejen de existir los merenderos y comedores. Y que todos tengan la posibilidad de morfar en casa", escribió el artífice de 'El Potrero' en uno de sus tradicionales posteos de Facebook de esta semana. Y ahondó: "Se celebra la amistad. La sonrisa de los pibes que siempre estaban del otro lado del tejido. Se celebra que Casilda tiene personas con una calidad humana impresionante".
La tarea incansable de Chubi, más allá de que siempre referencia que "El Potrero es de todos", ha hecho que lo chicos de toda la ciudad, pero sobre todo de Yapeyú, encuentren un lugar donde se olvidan de todo. La pelota los une, la admiración por Messi los hace brillar y las preocupaciones no existen. La ayuda cae de madura y se ramifica aun en los peores momentos. Como el que toca atravesar este 2020 en medio de la pandemia.
Reconocidas personalidades de la ciudad, de la región y del país han desfilado por esa cancha de tierra y sueños. Le han pegado de zurda al ángulo y han compartido sus vivencias. Bajo la atenta mirada del diez del Barcelona -retratado en la pared del fondo-, en El Potrero se juega en equipo.
Este año toca ver los arcos a la distancia. El campo de juego en calma. Las redes sin sacudir. Los protagonistas extrañando a la caprichosa. Pero hay algo que nunca puede faltar: la solidaridad. Porque mientras se aguarda por la reanudación de este duro partido, en el banco de suplentes abunda la necesidad. El capitán de este barco sigue al timón para que todo sigue a flote.