La Cámara de Apelaciones confirmó la condena de 25 años a Oscar Pardini
La causa que se destapó en 2017 con las denuncias de tres hijos que sufrieron aberrantes abusos sexuales de parte de su padre durante su etapa de niñez y adolescencia, escribió su último capítulo esta semana. El Tribunal de Apelaciones integrado por Guillermo Llaudet, Gabriela Sansó y José Luis Macali ratificó la pena que había recibido Oscar Pardini en septiembre del año pasado. Serán 25 años de prisión de cumplimiento efectivo.
Se trató de un caso que conmovió a la opinión pública de la ciudad y le sacó el velo al horror encubierto que se perpetró por varios años en una vivienda del barrio Nueva Roma. Allí todo parecía transcurrir de manera normal cuando la familia Pardini se sentaba en la vereda y saludaba con respeto a sus vecinos. Puertas adentro se vivía un infierno. Al menos tres niños fueron sometidos a prácticas incestuosas y debieron callar por miedo.
Hace tres años todo cambió cuando aquellos niños, ya adultos mayores, decidieron contar lo que pasaba y pusieron en evidencia que ese hombre que incluso tenía una participación activa en cuestiones eclesiásticas, en realidad era el mismísimo demonio. Más de 35 testigos confirmaron las versiones de abusos sexuales, hasta se comprobó con una prueba de ADN que concebió una nieta en el vientre de una de sus hijas.
El 9 de septiembre del 2019, Oscar Pardini fue condenado a 25 años de prisión con los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y corrupción de menores. En un fallo ejemplar dictado por los jueces Carlos Paretto, Ignacio Vacca y Juan Tattau. Pena que fue refrendada hace algunas horas por la Cámara de Apelaciones en Rosario.
Los magistrados se basaron en tratados internacionales sobre la protección de la niñez y las mujeres para no dar lugar al pedido de la defensa de dejar sin efecto la condena debido a una supuesta proscripción de los delitos. La resolución de la Cámara de Apelaciones pone fin a parte de la indignación que generó esta historia. El monstruo está tras las rejas, pero el dolor que causó probablemente nunca pueda calmarse por completo.