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Cuando todo parecía indicar que la llegada de Damián Musto a River era un hecho, un extraño caso de doping apareció y complicó la transferencia del volante desde los Xolos de Tijuana. El control que dio positivo se realizó al término de un partido del casildense jugando para Rosario Central contra Talleres, a mediados de 2017, y pareció dar por tierra con las posibilidades de su llegada al Millonario. Pero en las últimas horas, las chances se reflotaron, y la dirigencia encabezada por Rodolfo D’Onofrio daría plazo hasta el fin de la segunda semana de enero para tomar una decisión definitiva.

Al no conocerse una sanción, con base en una muestra a la que se le halló un diurético similar, desde River no se ha determinado la última palabra. La entidad del barrio porteño de Núñez ya había arribado a un acuerdo por la transferencia con el club mexicano, para el que Musto está jugando normalmente y fue partícipe del reciente empate en cero frente a Cruz Azul. Es por eso que la posibilidad se mantiene abierta.

Si el volante termina suspendido, River dará marcha atrás. Cabe destacar que la dirigencia riverplatense ya tenía como plan B en el mismo puesto al mediocampista uruguayo Marcelo Palau, perteneciente a Guaraní de Paraguay, adversario de los millonarios en la última Copa Libertadores.

Todavía no se dijo la última palabra. Las horas futuras serán cruciales para que se conozca qué será del porvenir futbolístico del casildense. Todavía sigue en pie la esperanza de que pueda compartir plantel en uno de los grandes del balompié mundial junto a Franco Armani, quien fue el primer refuerzo del plantel de Marcelo Gallardo para lo que resta del torneo local y la edición que viene de la Libertadores.