La boxeadora argelina Imane Khelif ha sido el centro de una polémica que trasciende al deporte. Su participación en los Juegos Olímpicos, luego de haber sido excluida de competencias debido a niveles elevados de testosterona, ha abierto un debate profundo sobre el género, la biología y las regulaciones deportivas, poniendo en jaque los límites tradicionales de la identidad femenina en el ámbito competitivo.

Para comprender mejor este complejo escenario, ‘El equipo de la mañana’ habló con el Doctor en Ciencias Químicas y genetista Marcelo Rubenstein, quien aportó una perspectiva científica esencial para entender la situación de Khelif y otras atletas en situaciones similares.

Es un momento de la humanidad muy interesante, con muchos temas que hablamos de otra manera y hay cambios que nos cuesta entender”, explicó el entrevistado. El avance de la ciencia ha permitido descubrir aspectos de la biología que hace apenas 50 años eran impensables. “Qué somos dentro de nuestro organismo, qué concentración de hormonas tenemos y cómo estamos genéticamente formados, son determinaciones que ahora se pueden hacer con un alto grado de precisión”, explica Rubenstein.

Estos avances científicos han ido de la mano con un cambio en la percepción social del género y la diversidad. Hoy en día, ya no se ve simplemente como una cuestión binaria de hombre o mujer, sino como un espectro más amplio y complejo.

La situación de Khelif pone de manifiesto la discordancia entre lo que plantean entidades como la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y el Comité Olímpico Internacional (COI) en relación con la inclusión de atletas con variaciones genéticas. “Las entidades regulatorias de los deportes deben considerar estos aspectos para crear reglamentos que sean justos para todos”, argumentó el especialista.

En el caso de la argelina, su exclusión se basa en una condición citogenética que le provoca una producción mayor de testosterona. Sin embargo, Rubenstein advirtió: “No todas las desventajas físicas se deben a mutaciones cromosómicas. Vivimos en un mundo altamente diverso, es lo primero que hay que comprender. Muchas de las cosas que se dijeron de Imane fueron sin conocer su historia clínica, desde la presunción”.

Un Mundo de Grises

Rubenstein también subrayó que la formación de la masculinidad y feminidad en los seres humanos es un proceso complejo que no siempre se alinea con los patrones tradicionales. “Para que el proceso de formación ocurra, se tienen que dar una serie de fenómenos durante el desarrollo embrionario. Pero hay casos en los que se da de manera parcial. Es decir, en el medio del blanco o negro, hay muchos grises”, relató.

Este abanico de posibilidades se manifiesta especialmente durante la pubertad, cuando algunas condiciones genéticas empiezan a hacerse evidentes. “Hoy en día eso se puede determinar y conocer médicamente. Todo eso es parte de la diversidad de nuestra especie. Ahora hay que determinar en qué lugar de una competencia deportiva las ponemos a competir. Porque son mujeres, pero tienen una condición citogenética que las hace producir más testosterona”, explicó el genetista.

La controversia en torno a Khelif también tiene un componente cultural. Rubenstein señaló que existe un cuestión de poder. "Porque se trata de defender a una mujer italiana que pregona el catolicismo, contra otra africana que viene de un país con raíces musulmanas. Todo eso se antepone a comprender la ciencia”, cerró.

Este cruce entre lo científico y lo cultural añadió una capa de complejidad a la situación. Las estadísticas sobre condiciones como la de Khelif son aún incipientes, pero Rubenstein aseguró que estos fenómenos “son mucho más frecuentes de lo que se imagina”.

A la mayoría de la gente le gusta que las cosas sean binarias. Blanco o negro, pero nos estamos dando cuenta que cada vez hay más grises y de muchos tenores”, sintetizó.