Grave sequía en el norte provincial, donde las vacas mueren de sed
El norte de la provincia de Santa Fe atraviesa una situación pocas veces vista o de la que haya registro alguno, la sequía llegó a su pico más álgido y ya se está cobrando la vida del ganado. En el departamento Vera, corazón de la Cuña Boscosa santafesina, se viven momentos de zozobra por la falta de lluvias que tiene en vilo a este territorio desde hace varios meses.
Un caso testigo de esta grave situación es la localidad La Guampita, donde no se puedo hacer el remate de ganado porque las vacas no podían mantenerse en píe. La situación que viven los productores es extrema y, a pesar de las promesas, la ayuda estatal tarda en llegar y no es para todos.
"Aquí se está luchando con otro factor importante que es la burocracia. El gobierno hizo un aporte de millones de pesos a la Unión de Familias Organizadas de Pequeños Productores de la Cuña Boscosa (UOCB). Sin embargo, fueron beneficiados solamente 32 afiliados de 80 con este aporte. Además, funcionarios del Ministerio de Producción dieron un dato preocupante: los productores de economía familiar no existen para el Estado porque no están registrados por lo que esa gente no va a recibir ningún tipo de ayuda", aseguró Manuel Mudry, periodista de la zona.
Con la escasa ayuda del Estado, que no alcanza para todos, los productores acudieron a la solidaridad entre ellos y así logran sobrevivir a la flagrante situación. Es así que en sus camionetas llevan agua hacia las zonas más castigadas, pero esto resulta solo un paliativo para lo que se vive en estos campos.
En Tostado, la situación es similar
Gustavo Giailevra, de 62 años, productor ganadero, camina sin levantar la mirada para poder contener la emoción que le genera la escalofriante escena que ha dejado la falta de lluvias. Lo rodean los restos de al menos 60 de las 200 vacas que se le murieron en su campo ubicado en Pozo Borrado, en el departamento Nueve de Julio en esta provincia. En medio de lo que parece un cementerio de animales, hay un ejemplar que todavía agoniza.
“Esto no es cuestión de plata”, es la frase que repite una y otra vez en medio de la conmoción. Para tratar de evitar los efectos de la sequía, hizo una aguada cada 120 animales. De nueve que había hoy le queda una sola. Las demás se secaron completamente porque en los últimos seis meses solo llovió 40 milímetros y en todo el año pasado fueron 470 milímetros. La media suele ser de 850 milímetros en un año normal. A nivel país, vale recordar, se atraviesa por tercer año consecutivo el fenómeno La Niña, que genera lluvias por debajo de lo normal.
“Es la muerte anunciada porque de una sola aguada están tomando agua 1700 cabezas entre grandes y chicas. El problema es muy grave. Vinimos varias veces con las retroexcavadoras, pero ya no podemos ir más abajo porque se va a echar a perder el agua al infiltrarse agua salada”, explica. Al ver que hay una vaca que todavía está viva, la agarra de la cola y la trata de ayudar a levantarse; el animal se arrodilla, pero no tiene fuerzas para pararse y vuelve a desplomarse en el suelo.