Desde la Red de acción de Naturaleza de Derechos confirmaron que en la localidad de bonaerense de Tres Arroyos hubo un mapeo biológico correspondiente al proyecto Sprint. Del que participaron decenas de personas. Las muestras se analizaron en dos universidades de País Bajos y pusieron sobre la lupa más de 200 agrotóxicos.

Los voluntarios brindaron distintos exámenes que posteriormente viajaron hasta Europa, más precisamente a Wageningen University y Stichting Katholieke Universiteit. El objetivo central de Sprint era únicamente mapear qué sustancias estaban presentes, dónde y las mezclas más frecuentes.

Sin embargo, el informe preliminar dejó en evidencia lo que los pueblos fumigados del país vienen denunciando sistemáticamente. En ese contexto, el INTA, desde su cabeza orgánica, determinó que el mismo quedar archivado, obedeciendo a los intereses del agronegocio.

Sprint tomó muestras en once regiones distintas del mundo en las cuales había cultivos o cría de animales. Buenos Aires fue el único lugar no europeo escogido para sumarse al proyecto. En un espectro que incluyó a país como España, Portugal, Francia, Dinamarca, República Checa y Eslovenia, entre otros.

En sólo una de las muestras, que reveló una voluntaria anónima, se encontraron 40 principios activos y metabolitos de agrotóxicos. De acuerdo a la información científica disponible, surge que de todos ellos, “el 68 % tienen entidad para tener algún efecto tóxico en la salud humana”.

Finalmente se argumenta que “el 55 % de los principios activos y metabolitos hallados sobre ese cuerpo cuentan con información científica disponible sobre su capacidad para actuar como un probable o posible agente cancerígeno, un 52 % como un alterador hormonal, mientras un 40 % reunieron ambos caracteres”.