Qué esconde la salida de Argentina de un proyecto que investigaba la concentración de plaguicidas
En el año 2018 se comenzaron a tejer las comunicaciones para que el país se transformara en el único de Sudamérica en participar del denominado Proyecto Transición Sostenible de Protección Vegetal -SPINT por sus siglas en inglés-. Un estudio que pretendía desarrollar propuestas tecnológicas alternativas al uso de plaguicidas, sin afectar a la producción y sostenibilidad de sector agropecuario.
Hacia el 2021 se hizo el primer muestreo, con 70 voluntarios, entre los que se incluyó a agricultores convencionales y familias instaladas en zonas rurales, quienes aportaron tests de sangre, orina y hasta hisopos nasales. Todo parecía transitar por los caminos normales, pero se terminó cayendo el año pasado.
Lo cierto es que los resultados preliminares habían detectado gran concentración de agrotóxicos en personas, animales y ambiente respecto al Viejo Continente. Se hizo un lobby tal que hasta se llegó a censurar la publicación de estos números.
El 7 de diciembre de 2023, quien era el presidente del INTA, el ingeniero Mariano Garmendia, firmó la Resolución 1081/2023 poniendo fin a la participación argentina en el SPRINT. Sólo algunos días antes de la asunción del nuevo gobierno.
Según se supo de fuentes cercanas a la entidad nacional, la decisión de salir de este proyecto de importancia ambiental y social se tomó en el Consejo Directivo del INTA.
La ingeniera agrónoma Virginia Aparicio, de la Estación Experimental Agropecuaria Balcarce, quien fue el hilo conductor para entablar las relaciones con los investigadores europeos, insistió en la importancia de darle continuidad al proyecto. Sin embargo, sólo obtuvo un voto a favor de los diez miembros que conformaron el Consejo. El de Pablo Paillole, hombre de la Federación Agraria Argentina.
El 27 de septiembre del mismo año, en el marco de la Cumbre Científica de la Asamblea General de las Naciones Unidas hubo una presentación parcial del SPRINT. Entre los participantes argentinos hubo un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre, entre 6 y 13 en orina, y de 0 a 18 sustancias en materia fecal.